sábado, 15 de octubre de 2016

Mandrágora II

Mejor respuesta:  La Mandrágora es una planta de la que antiguamente se utilizaba su raiz, principalmente asociada a hechicerías porque posee forma humana (algo similar a lo que ocurre con el ginseng) pero la mandrágora es narcótica, por eso siempre estuvo asociada con las brujas y seres fantásticos. Aquí te mando algo de informacion sobre su uso medicinal y sobre su vinculación con conjuros y pociones mágicas así como su leyenda.
Mandrágora
Nombre común o vulgar: Mandrágora
Nombre científico o latino: Mandragora autumnalis
La mandrágora es una hierba a la cual se le atribuyeron antiguamente propiedades mágicas.
La mandrágora posee una gran raíz parda que se extiende hasta 1 m por debajo del suelo.
De la recolección con fines terapéuticos interesan la raíz y el rizoma: ambas partes se recogen poniéndose a secar rápidamente.
Una vez seca se corta en rodajas y se guarda en recipientes herméticos.
Antes de pasar a las aplicaciones, conviene recordar que es una planta potencialmente tóxica, de la misma familia que el beleño y la belladona.
Por tanto la recolección debe dejarse en manos de personas que entiendan.
Tanto el rizoma como la raíz contienen principios activos de sabor francamente amargo.
Uno de ellos, que más bien es una mezcla de varios compuestos, es la mandragorina.
También contiene alcaloides típicos en muchas solanáceas, como son la hiosciamina, la escopolamina, metilesculetina y la atropina.
Además de estas sustancias aparecen muchas otras, aunque no están bien definidas.
En cuanto a las virtudes de esta planta, poco cabe decir mas que son las mismas que las del beleño y la belladona, más o menos modificadas.
En medicina popular no debe usarse nunca, pues su elevada toxicidad podría acarrear más de un disgusto.
Brujería:
Es una de las más célebres plantas con las cuales se realizaban sortilegios en la Edad Media y es considerada como el orgullo de las solanáceas; también se la reconocía como la reina de las plantas mágicas. Primitivamente fue sacada a la luz por el sabio Teofrastro, luego por Bruneetto Latei, el sabio del Dante, el cual le asignó un lugar honorable en sus obras; el papel de la mandrágora fue realmente muy considerable, procuraba sueños dorados y ensueños graciosos todo aquel tesoro del que hablaban las fábulas.
Primero Teoflastos y luego Plinio, describieron las extrañas ceremonias que era necesario seguir para recolectar la mandrágora. En la tradición mágica no podían dejar en el olvido las cualidades y virtudes extraordinarias atribuidas a esta planta; en la brujería de la Edad Media se llamó "Mandrágora" a unos personajes familiares al mismo tiempo que bonachones, que se aparecían bajo la fisonomía de hombres enanos, sin barba y con el cabello largo y suelto.
Por otra parte es sabido que la raíz de Mandrágora parece un cuerpo humano; los brujos llamaban Mandrágora a unas muñecas fabricadas con esa raíz, y que bajo estas formas las consultaban en los casos embarazosos todo esto según Martín Antonio del Rió (1551-1608), teólogo y demonólogo belga de origen español.
Los antiguos alemanes también tenían Mandrágora a la que llamaban Alrunes. Reverenciaban a estas plantas como los griegos a sus dioses o como los negros a sus fetiches. Estas mandrágoras no sólo se ocupan de las casas dejadas a su custodia, sino también de todos sus habitantes, eran unas estatuas talladas en raíces de mandrágora a las que se ataviaba adecuadamente y se las guardaba en cofrecitos, todas las semanas las lavaban con vino y agua y a cada comida se les servía vino y alimento. Se asegura que esta superstición que existía entre los antiguos germanos todavía subsiste.
En la antigüedad, Hipócrates aconsejaba su empleo para la melancolía y para combatir los impulsos suicidas; se la consideraba un buen remedio y los consejos que da el padre de la medicina se deben a varios usos señalados por Homero. Con el nombre de Baaras el historiador judío Flavio Josefo describe una especie de mandrágora eficaz para curar a las personas influenciadas por el demonio; de todos modos no nos olvidemos que todo varía en su aplicación o en sus resultados, según el espíritu que las aconseja o la mano que las dirige.
Los Caldeos que se dedicaban a las ciencias, astrología, magia, astronomía y medicina la denominaban jabínhim y le otorgaban más virtudes mágicas que medicinales; allí se explica el sueño extático de los adeptos y los secretos de la iniciación, ya que fantásticas revelaciones rodeaban generalmente los comienzos de una carrera prohibida a los profanos, también se consideraba al Dudhaim considerado en las Santas Escrituras como la misma sustancia que los sirios llamaban Yabruhe y los árabes Ya brunck y se dice que no es otra que la mandrágora descripta por Linneo como Atropa Mandrágora.
Nadie ignora que los persas sobresalieron en las artes mágicas, según opina el científico jesuita Kircher adivinar la simpatía o la antipatía se ajustaban con arte a la personalidad que se sometía a su influencia los poderes ocultos y las virtudes de la naturaleza y también los efectos asombrosos que se producen a partir de ella.
Estos son los poderes hipnóticos de la mandrágora.
"La pócima o brebaje mágico de la historia de Romeo y Julieta estaba compuesta por Solanum somniferum, la belladona, el beleño y el opio." Despertando de su sueño no se siente la cabeza pesada ni se recuerda lo sucedido
Resulta imposible hablar de brujas sin mencionar la mandrágora. Los jueces que juzgaron a Juana de Arco la acusaron de llevar oculta en la ropa una raíz de mandrágora, de la cual obtenía su maravilloso poder de adivinación y su don de mando. Las voces que oía la Doncella eran proferidas, según ellos, por la mandrágora. El jesuita Martín del Río eminente demonólogo, había descrito en 1429 los maravillosos poderes de esta raíz y dijo que, en cierta ocasión, hallo entre las pertenencias de un hombre sospechoso de practicar la brujería un libro de fórmulas mágicas y una mandrágora que lanzó al fuego ante la mirada aterrorizada de los presente, seguros de que no tardaría en producirse una tragedia.
Esta raíz, que adopta a veces la forma humana, fue conocida en la antigüedad y estudiada por Hipócrates. Pertenece a la familia de las solanáceas, y está emparentada con la patata, la belladona y el tomate, y parece poseer virtudes afrodisiacas y estupefacientes. Se aconsejaba preparar con esta raíz filtros y encantamientos mágicos y medicinales.
En el Antiguo Testamento se alude a sus poderes extraordinarios : la bella Raquel, que era estéril, fue madre después de tomar una infusión de mandrágora, y la misma receta fue infundida en Italia medieval y en la renacentista. Según la tradición rabínica, la mandrágora crecía al pie del árbol del Edén y, en opinión de Lorenzo Catelán (1568-1674), “la raíz de mandrágora no es otra cosa que esperma viril”.
Durante la Edad Media se la consideró el mejor de los medicamentos. Se aplicaba en forma de cataplasma o se tomaba en caldo, o se hacía al enfermo sostenerlo con la mano derecha. Curaba la languidez, la jaqueca y los dolores de cuello. Hildegardo de Bigen detalló sus virtudes en el siglo XII : tomada con vino, la mandrágora ahuyenta la melancolía del alma y reanima a quien sufre náuseas. Y Pierus Valerian, nacido en 1477, decía que esta raíz humana da un humo al arder cuya fuerza está entre el veneno y el sueño.
Se decía que sus virtudes maravillosas procedían del hecho de ser el producto vivo de donde salió Adán, el primer elemento vital de la humanidad, de los animales y las plantas. Viejas leyendas afirman que son precisas ciertas precauciones para recoger la mandrágora en la tierra : escoger el día propicio, que podía ser el viernes, o día de Venus, o el sabbat, es decir, el sábado. Unos aconsejaban la oscuridad de la noche y otros el alba. Otros más, los primeros días de septiembre.
Escogido el momento, se rodeaba la planta de un triple círculo mágico y se grababa en su corteza la triple señal de la cruz. Un perro negro entrenado para hurgar la tierra ayudaba a arrancar la raíz atándola a su cuerpo. Corrían en pos de su amo llevando consigo la planta entera, que lanzaba gemidos de niño herido. A continuación era sacrificado el perro a las divinidades subterráneas y se enterraba en el mismo agujero de donde salió la raíz.
Era espantosa la semejanza que tenía la raíz de mandrágora con el cuerpo humano. Una vez arrancado, era preciso bañarla, alimentarla con leche o vino, vestirla de rojo y blanco para ahuyentar a las potencias demoníacas que quisieran apoderarse de ella. Después era conservada en un armario bien protegido o en una caja en cuya tapa se hubiera dibujado una horca, un ahorcado y una planta, porque era creencia generalizada que la mandrágora crecía bajo los ahorcados y su esperma la generaba.
La mandrágora contenía el alma de los desesperados y quien la poseía podía a los atentados y volverse invisible. Indicaba también dónde estaban ocultos los tesoros, fecundaba a las vacas y les daba doble leche. Y al cumplirse siete años de haber sido arrancada, se transformaba en un niño si habían sabido cuidarla con esmero. Por desgracia, en la actualidad es muy difícil encontrarlas.
Comentario :
Parecen ridículas estas costumbres dada la falta de educación de las personas de esa época donde básicamente se creía en cualquier cosa dando así lugar al fanatismo supersticioso.
Actualidad:
Apenas existe tal misterio en la actualidad, porque apenas existen mandrágoras. O no existen al menos mandrágoras cuyas raíces tengan la forma clásica de la mandrágora legendaria. Es una forma que recuerda un cuerpo humano. Y a esta raíz prodigiosa se le han atribuido, en otros tiempos virtudes. Y se ha vendido a precios muy elevados como afrodisíaco garantizado. De lo que no se tiene noticia es de los resultados. La verdad es que existe en nuestro país una planta con este nombre. Es planta antigua, pues el nombre es griego. No se conoce el significado de esta palabra mandrágora, que en griego es el nombre de una planta. La planta a la que la leyenda, ya desde antiguo, atribuye virtudes, tiene la raíz en forma de ser humano. Pero no parece que ninguna planta tenga la raíz de veras de esta forma. Es posible que las raíces de la mandrágora de formas más o menos parecidas a hombrecitos hayan sido previamente manipuladas. Y también, posiblemente, falsificadas con otras raíces, las de algunos Alliums o las de Brionia. Sí, parece que lo único que tiene de veras aprovechable la mandrágora es su leyenda. Desde muy antiguo se han atribuido virtudes y hechizos a estas raíces en forma de cuerpos humanos, procedan de donde procedan. Se ha dicho que son los mejores amuletos para tener la suerte de cara en empresas sentimentales y de negocios. En fin, que poseer una mandrágora es tener resueltos todos los problemas. Y es natural que si un herborista, o un mago, posee alguna, no la venda si no se la pagan bien. La leyenda asegura que todas las raíces de mandrágora se transforman en hombrecitos de verdad, como pequeños duendes, y que se dedican a favorecer al dueño de la planta. No asegura la leyenda que todas las raíces de mandrágora tengan forma humana. Que la tienen algunas, sí. Y que éstas son las verdaderas plantas hechiceras. El afortunado poseedor de una raíz de mandrágora en forma de hombrecito sostiene que esta planta, en el momento de arrancarla grita. Y que el grito mata a quien intenta arrancarla. Y que el procedimiento para arrancarla y salvar la vida es el siguiente. Se cava hondo alrededor de la raíz hasta ponerla al descubierto. Mientras no se intente arrancarla no hay peligro. Se ata una cuerda a la raíz y el otro extremo se ata al cuello de un perro. Se llama al perro desde cierta distancia. El perro quiere acudir, tira de la planta y la arranca, grita, y el perro muere. No hay más remedio que sacrificar al perro. Pero se ve que, dado el poder hechicero de la mandrágora, merece la pena sacrificar un perro. (Noel Clarasó) 

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