sábado, 19 de noviembre de 2016

ARIES 2017


Horóscopo 2017, el año de despabilarse



Fui vocal de mesa en Santiago, durante las pasadas elecciones municipales. De 345 personas inscritas en la mesa Nº 232, solo 29 fueron a votar. Lo extraño es que cuando miro a mi alrededor, todos protestan, y se quejan por la corrupción, por las AFP, por la violencia contra las mujeres, por el transporte saturado y escriben indignados en las redes sociales.
Es verdad que hay problemas, que la clase dirigente es torpe y gobierna a espaldas de la gente, apitutados, y que la relación entre política y dinero ha sido ambigua y nefasta. ¿Pero será esa la única causa de todos los males que padecemos? Porque cuando cruzo la calle por el paso de cebra y un auto se me viene encima, no veo ni a Girardi ni a Longueira en el volante. No se si será Fulvio el que vive en la casa de la esquina, llena de protecciones, con cerco eléctrico, dos perros que ladran todo el día, casa que le da la espalda al vecindario. El tipo que me empuja y me mete el codo en las costillas en la micro no es Novoa. Tampoco es la Tohá la señora que no me deja bajar del vagón porque quiere entrar primero. El otro día un profesional me atendió pésimo, ni me escuchó, y no era Meo. El tipo que no paga la pensión alimenticia y va a la marcha, no es Dávalos. Ayer unos hombres se reían de una muchacha en la calle. No militaban en el PC.
Vivimos amargados y agresivos, haciendo sonar la bocina, empujando, peleados con el entorno, botando papeles, neuróticos e inconscientes. Vivimos la cultura de obtener ventajas a cualquier precio. La ambición y la búsqueda del éxito es desenfrenada. Las conductas deshonestas no son solo de la clase gobernante.
Es tiempo de restituir lo colectivo, la participación pública, la colaboración, la ética en nuestras vidas. Las estructuras se cambian desde lo cotidiano, desde el aquí y el ahora. Si me hago responsable de mi entorno, y pongo atención en aquellos con que me relaciono día a día, conocidos y desconocidos, las transformaciones comienzan. Una masa uniforme que solo alega y no mueve un dedo por mejorar el hábitat en que vive, no sirve para nada.
Cada signo trae una historia zen, indicando el trabajo para despertar el 2017.

aries
ARIES
Un buscador necesitaba respuestas sobre el sentido de la vida, así que emprendió un viaje en busca de un maestro que vivía en una zona montañosa, en lo profundo de la China. Después de un largo andar, llegó al monasterio y golpeó la puerta. Le abrió un viejecito delgado y enclenque, manchado con tierra y hojas. Era el jardinero. “¡Busco al maestro!”, exclamó nuestro buscador, y de inmediato alcanzó a divisar por entre la puerta entreabierta, a un monje magnífico, de larga y plateada barba, sentado en el medio del jardín, meditando, con un rostro de absoluta paz. “¿Ese es el maestro, sí?”, preguntó ansioso el hombre. “No”, dijo el viejecito. “Ese es mi mejor discípulo”. Lo esencial es invisible para los ojos. Buscamos lejos aquello que ignoramos está muy cerca. Así admiramos a famosos que vemos por TV, soñamos con aquel viaje iniciático a la India, o pensamos que la llave para la respuesta a mis problemas la tiene otra persona. De esa manera dejamos de ver a los verdaderos maestros que nos enseñan y corrigen, y que surgen en el día a día. El sentido de las cosas puede ser revelado por tu perro, o el maestro puede ser el viento que golpea tu cara por la ciclovía, o tu hijo riendo. Vivimos en un gigantesco templo y somos puestos a prueba en lo cotidiano diariamente. Los otros no son el enemigo. A veces nos confrontamos con pequeños tiranos, personas con poder en un espacio limitado, que nos hacen sudar sangre, pero que también son maestros, y que nos pulen en el arte de darse cuenta de cómo no quiero vivir. Este 2017 las cosas deben ser simples y aterrizadas, sin recargarse de fantasías, sin andar soñando por los pasillos, sin dejarse ir del momento presente. Descubrirás una fuente de conocimiento y transformación que se encuentra muy cerca, en la misma ciudad donde vives, pero para ello tienes que abrir los ojos. Cada persona que te rodea te deja una lección para aprender. Necesitas tierra, conectarte con lo que es y no con lo que imaginas. Puedes cambiar tus circunstancias en la medida que desciendes a lo real e identificas tus debilidades, y lo tóxico que generas con ellas. Busca y fomenta lo nutritivo que hay en ti, haciendo que tus dones iluminen tu entorno y a las personas que se crucen contigo. Haz una limpieza general y aligera la carga del ego.

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